Santiago de Cuba, ciudad abandonada a su suerte por el régimen

Santiago de Cuba está saturada de calamidades. Para abreviar, solo trataremos los dos problemas más importantes. En primer lugar; sufre los desastrosos efectos de la pandemia. Pero por otra parte, también tiene un gravísimo problema con la basura y la recolección de desechos.
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Santiago de Cuba es conocida por la hospitalidad de sus habitantes. También por sus alegres carnavales y su calor asfixiante. Hoy en día, está abandonada a su suerte. La dictadura cubana olvida que la ciudad existe.

Santiago de Cuba se ahoga en problemas y calamidades. A la pandemia se unen las crisis en todas las áreas: alimentos, sanitaria, y hasta de limpieza. Por falta de recolección, la basura inunda la ciudad, con todo el peligro a la salud pública que esta situación genera
14ymedio hace un recuento de la situación de desastre que se vive en Santiago de Cuba:
«Los habitantes de la ciudad se preguntan qué ha pasado con el sonido, a veces molesto, de la campana que anunciaba la llegada de los camiones de la basura, tras el que todos se apresuraban a sacar los desechos guardados en las casas. Simplemente se esfumaron los camiones, como por arte de magia. Ahora, los desperdicios simplemente se sacan y se tiran en la primera esquina, o se cuelgan de cualquier árbol, formando lo que se conoce como microvertederos. Desaparecieron como lo hicieron los contenedores, una vez, hace mucho tiempo, distribuidos por toda la ciudad y ahora una especie en peligro de extinción».
Continúa 14ymedio: «Ante la preocupante situación y las críticas diarias de la población, el Gobierno, asesorado por los directivos de la empresa pública Servicios Comunales, encargada de la limpieza de la ciudad, explican que el principal problema es la rotura de los camiones de recogida de desechos (unido a la falta de combustible, de gomas, de baterías, de diversas piezas de repuesto y un sinfín de excusas). Pero, ¿cómo los particulares pueden tener sus vehículos, de los años 40 o 50, en buen estado y las empresas estatales, con todo el férreo control de los recursos no puede garantizar que una flota de unas pocas decenas de camiones se mantenga en funcionamiento? Cuando se quiere, se resuelve, y cuando no, se busca una buena justificación, dice el dicho».