El fiasco de la apertura del trabajo privado en Cuba

El régimen comunista de Cuba continúa con su (muy, muy lenta) apertura económica.
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El pasado 6 de febrero, el Gobierno de Miguel Díaz-Canel puso en marcha la liberalización de la actividad emprendedora y de los trabajadores autónomos para algunos sectores económicos, como parte de un paquete de medidas anunciado en julio de 2020 por la crisis del coronavirus.
Concretamente, las actividades permitidas pasarán de las 127 establecidas anteriormente hasta alrededor de 2.000, quedando aún prohibidas un total de 124 actividades, reportó Libre Mercado.
Aunque en un principio la noticia fue vendida por muchos medios como una auténtica revolución liberalizadora, lo cierto es que su importancia se ha visto diluida una vez la lista definitiva de actividades vetadas para el sector privado fue publicada el 10 de febrero.
Concretamente, los sectores más relevantes, poderosos y productivos seguirán controlados por el Estado, incluyendo aquellos que emplean a los profesionales más cualificados, como la arquitectura, la ingeniería, la atención sanitaria, la medicina, la educación o las telecomunicaciones.
Asimismo, actividades como la publicación de libros, los fondos de cobertura, la producción de armas, los concesionarios de automóviles o los zoológicos siguen totalmente prohibidas.
Impacto del coronavirus en Cuba
El descontento no es nuevo, y la eliminación de la lista de actividades prohibidas lleva años siendo un clamor dentro del sector privado cubano, al considerarla un lastre para la economía del país.
Pese a todo, es muy posible que la reciente reforma no se hubiera llevado a cabo de no ser por el impacto del coronavirus. Y es que la pandemia ha generado enormes desbarajustes en la maltrecha economía cubana, que se contrajo un 11% en 2020.
El cierre de fronteras derivado de la pandemia ha provocado que gran parte del impacto haya sido provocado por la paralización del turismo, que es uno de los principales sectores económicos del país.

Más reformas, aunque aún insuficientes en Cuba
La flexibilización de la lista de actividades permitidas para el sector privado viene precedida por la ordenación monetaria ejecutada en los meses anteriores; y que supuso la abolición de la doble moneda (CUC).
La medida, que entró en vigor el pasado 1 de enero y trata de paliar las distorsiones en la economía productiva; ha venido acompañada de una reducción sustancial de los subsidios gubernamentales; especialmente las subvenciones para el agua, transporte y electricidad, aunque compensada por un aumento de las pensiones y salarios públicos, lo que ha generado una tormenta perfecta de inflación desbocada y desabastecimientos.
Por otro lado, dentro del mismo plan de respuesta a la covid-19, el gobierno cubano estaría preparando el terreno para la privatización de pequeños negocios; como los restaurantes, de forma que solo unos pocos queden en manos del Estado.
Infierno socialista legado por Fidel
Pese a que las reformas se han acelerado (a regañadientes) en los últimos tiempos; lo cierto es que aún son insuficientes para alcanzar una economía de mercado mínimamente libre en Cuba.
Por ejemplo, el país caribeño todavía prohíbe a los agricultores elegir qué cultivar; y ni siquiera pueden fijar libremente el precio de venta de sus cosechas.
Por otra parte, la figura de los empresarios sigue en cuestión, las empresas no gozan de personalidad jurídica propia; las cooperativas son lo más parecido a corporaciones empresariales y la inversión extranjera está fuertemente restringida.
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