Danzones, guarachas y otros estilos del compositor Eliseo Grenet
Eliseo Grenet Sánchez nació en La Habana el 12 de junio de 1893 y falleció el 4 de febrero de 1950. Como compositor conoció el éxito al componer danzones, canciones, sones, tangos-congos, guarachas y otras modalidades, pero para las generaciones actuales, aunque puede ser que hayan oído su nombre, no es muy conocido, aunque algunas de sus obras, por supuesto que sí, por aquello de que el público nunca aplaude al que no ve encima del escenario, dicho extremista, pero acertado en múltiples ocasiones.
UniVista TV WEB/ Tony Pinelli
Eliseo incursionó en todos los géneros prácticamente y brilló en revistas musicales para teatro y cine, con piezas como la archifamosa “Ay Mama Inés”, de la zarzuela Niña Rita o La Habana en 1830, entre otras.
También produjo música bailable, además de piezas antológicas como Drume Negrita, Las perlas de tu boca, El sitierito, Lamento esclavo, Tabaco verde, La comparsa de los congos, La mora, calificada como el primer danzón cantado que fue estrenado por Juan de la Cruz Hermida en 1918, para después volar a los predios de las inmortales por Barbarito Diez con Don Antonio María Romeu.
Eliseo Grenet: De Cuba para México
En México, hizo la música para “La princesa tam-tam”, una película, mientras en Cuba sonaban Papá Montero, Rica pulpa, Mi vida es cantar, musicalizaciones de Guillén como Negro bembón, Tu no sabe inglé, y Sóngoro cosongo, entre otras.
Eliseo tuvo también dos hermanos músicos y compositores: Emilio conocido como Neno (1901-1941) y Ernesto (1908-1981). Emilio que también fue compositor y tuvo la mala suerte de ser atacado por un tiburón que le hirió en un brazo y una pierna en 1930. Ernesto fue baterista de la famosa orquesta del Cabaret Tropicana.
Dirigió orquestas a los 16 años
Realizó sus primeros estudios musicales con Mercedes Valenzuela y, más tarde, con Leandro Simón Guergué, padre del compositor Moisés Simons.
A los doce años de edad comenzó a tocar piano como fondo de las películas mudas en el cine La Caricatura, y en 1909 dirigió la orquesta del teatro habanero Politeama (donde años más tarde estrenó varias de sus zarzuelas) a los 16 años de edad.
En 1925 fundó una jazz band, con la que se presentó en el cabaret Montmartre y el Jockey Club, y grabó discos en Nueva York para la firma Brunswick.
Antes había dirigido una orquesta danzonera, con la cual grabó en 1916 para la firma RCA Víctor, y en 1923 para la Columbia, unos treinta discos acústicos con una veintena de sus composiciones, como se registra en los archivos del profesor Cristóbal Díaz Ayala donados a la Colección Musicalia de la Florida International University.
Eliseo Grenet y su gran gira internacional
Integró como director musical en 1926 la compañía teatral de Regino López en el Teatro Cubano (antes Molino Rojo), empresa que luego dirigió Arquímedes Pous, para muchos el mejor “negrito” del bufo cubano.
En esa etapa acompañó en numerosas grabaciones a artistas del teatro musical cubano. Con la compañía de Pous realizó una gira que comprendió México, el sur de Estados Unidos, República Dominicana y Puerto Rico. A su regreso a Cuba dirigió la orquesta del cabaret del Casino Nacional.
Ay mamá Inés
El 29 de septiembre de 1927, en el escenario del teatro Regina, situado en las calles Galiano y Neptuno -entonces del pleno centro de La Habana-, Rita Montaner estrenó su tango-congo Ay, mamá Inés. La pieza estaba insertada en la zarzuela Niña Rita o La Habana en 1830, con libreto de Riancho y Castell, música de Grenet y Ernesto Lecuona.
Contaban los cronistas de la época que hubo noches en que la artista tenía que hacer encore hasta cuatro o cinco veces con la canción de Eliseo Grenet para complacer al público. Ay mamá Inés fue uno de los grandes éxitos que consiguió la Montaner en sus presentaciones en el teatro Palace, de París, en 1928, en aquella legendaria gira donde llevó al inmenso Sindo Garay en dúo con Guarionex y estrenó El Manisero en París.
Poco después del estreno de Niña Rita, Grenet fundó la compañía de variedades Cubanacán, con la cual viajó por América, y regresó a Cuba en 1930. Musicalizó varios poemas de Nicolás Guillén de la serie Motivos de son; entre otros, Negro bembón y Sóngoro cosongo, que estrenó el cantante Fernando Collazo. Su hermano, Emilio Grenet, puso en música Quirino con su tres, Yambambó, Búcate plata y Tú no sabe inglé, también de Motivos de Son, que alcanzaron gran popularidad en interpretación de Rita Montaner.
La confusión de los tres E.
A veces los hermanos – o los editores – firmaban E. Grenet y como los tres tenían nombres que empezaban con E (Eliseo, Emilio y Ernesto), fue motivo de confusión en muchas ocasiones.
Eliseo compuso entre 1931 y 1932 “Lamento Cubano” (con texto de Teófilo Radillo) que denunciaba la triste situación imperante en el país bajo la amarga dictadura del General Gerardo Machado y Morales:
¡Oh! Cuba hermosa, / primorosa, / ¿por qué sufres hoy / tanto quebranto? / ¡Oh! Patria mía, / ¡quién diría / que tu cielo azul nublara el llanto!
Huyendo del “componte” y el Palma Cristi que aplicaban generosamente los esbirros de Machado, decidió partir al exilio y subió a un barco en el que llegó a Gijón, Asturias, donde actuó como cantante y pianista. Por mediación del empresario cubano José Antonio Miranda, estrenó su opereta La virgen morena, con libreto de Aurelio Riancho, en el Teatro Nuevo de Barcelona.
La Virgen Morena
Después de una exitosa temporada de más de mil representaciones, se trasladó a París, para ofrecer funciones de La virgen morena. La obra tuvo éxito y Grenet editó varias obras musicales suyas.
Decidió quedarse en París, donde actuó en el cabaret La Cueva, como pianista de la orquesta del trompetista y compositor Julio Cueva (Trinidad, Cuba, 12 de abril de 1897 — La Habana, Cuba, 30 de diciembre de 1975).
La «conga de salón»
En La Cueva, observando que a los asistentes les resultaba difícil bailar los sones y rumbas que tocaba la orquesta, perfiló una modalidad (basada en la música que tocaban las comparsas en el carnaval), hasta hacer una “conga” bailable y asimilable por públicos no cubanos.
Esta “conga de salón” se presentó en actuación especial para la Académie des Mâitres de Danse, el Syndicat National Tribune de la Danse y la Union des Professeurs de Danse et d’ éducation Physique de París, donde fue aprobada oficialmente.
La experiencia recibió idéntica repercusión en Estados Unidos, sobre todo al mostrar personalmente Grenet la conga con ilustraciones coreográficas del nuevo baile efectuadas el 14 de mayo de 1936 en el neoyorquino Steinway Building por los bailarines criollos Carmita Ortiz y Julio Richard ante los periodistas Walter Winchell y Danton Walter, quienes emprendieron una profusa propaganda del novedoso ritmo, que invadió salones, centros nocturnos, teatros y trascendería al cine, a veces como una caricatura con sombreros mexicanos y otros atributos que no tenían que ver con Cuba, pero es indiscutible que resultó una gran propaganda para nuestro quehacer musical.
Su paso por EE.UU.
Debutó el 14 de mayo de 1936 en el Steinway Building, y ese mismo año, en la esquina de Broadway y la calle 52, fundó el cabaret Yumurí, en el que se presentó el cuarteto del boricua Pedro Flores, con el cubano Panchito Riset como cantante.
En 1938 presentó la revista La conga -nombre que dio a otro cabaret que había inaugurado-, con la actuación del mexicano Jorge Negrete.
La entrada de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial hizo fracasar la oferta del director de cine Frank Capra, para filmar en Hollywood una película musical basada en La virgen morena.
Grenet viajó con su compañía de variedades por México y Argentina. En Ciudad México musicalizó las películas Escándalo de estrellas, Conga Bar y Estampas coloniales, con Miguelito Valdés. En Buenos Aires escribió la música de Melodía de arrabal, en el cual Libertad Lamarque cantó su lamento Facundo.
De vuelta a La Habana
En 1947 regresó a La Habana, y al año siguiente ganó el Primer Premio en el Concurso de Canciones Cubanas, con su composición El Sitierito.
Una de las características a elogiar de Eliseo Grenet, fue su capacidad de trabajo inagotable.
Además de su nutrido catálogo autoral, los arreglos, dirección de orquesta, música por encargo y otras cuestiones de importancia, posee un valor especial su labor como investigador de nuestra historia musical.
Eliseo estuvo siguiendo los pasos del origen del cordófono nacional: el tres cubano y sus investigaciones fueron de gran valor, presentando al gran público a Nené Manfugás, además de divulgar la narración de Sindo Garay sobre la primera vez que vio y oyó un tres.
Sucu Suco
En Isla de Pinos investigó el origen del sucu suco al que llamó sucu sucu y estuvo analizando la historia con Mongo Rives, tataranieto de Bruna Castillo, a quien se le atribuye la creación del género.
Con Mongo aprendió los secretos del sucu suco y compuso uno que tituló Domingo Pantoja, además de la tonada anónima “Felipe Blanco” un número de doble sentido que fue censurado por la Comisión de ética de la Radio.
Ese sucu suco se refería a un capataz que escondía a los mambises que peleaban contra la colonia española, pero después que los escondía en una cueva los denunciaba al ejército español.
El disgusto de Eliseo fue mayúsculo, al punto que lo hizo sentirse realmente mal, aunque al rato le llevaron la noticia de que estaba aprobado para la difusión, seguramente por su alto prestigio, que hizo pensar mejor las cosas. “Ya puedo morir tranquilo” había dicho el compositor, porque el sucu-sucu era música cubana, libre de contaminación extranjerizante y aunque no se pueda asegurar que fuera el disgusto lo que le provocó la muerte, del gran autor, así lo interpretó el público.
Era invitado a una recepción en la Embajada de Colombia y decidió asistir a pesar de encontrarse mal. Esa misma noche cayó en coma. Millares de personas desfilaron ante su cadáver y acompañaron sus restos al cementerio, en peregrinación silenciosa y solidaria.
Sus grandes éxitos
Entre varios éxitos de Eliseo Grenet que aún se cantan, además de las ya mencionadas, se encuentran su bolero Las perlas de tu boca (con letra de Armando Bronca), la canción Tabaco verde, que escribió a petición de los tabacaleros para la Convención de Torcedores en los últimos días de su vida en la mesa de un café y se estrenó en la voz de René Cabel con el mismo Eliseo en el piano, en el restaurant Centro Vasco cuando estaba en Prado y Malecón; el afro Tata Cuñengue, el tango congo Espabílate, y los pregones El tamalero, Rica pulpa y Papá Montero.
Para el repertorio danzonero, La mora, Si muero en la carretera y Si me pides el pescao, y entre sus congas, que tanto éxito tuvieron en Europa y Estados Unidos, Camina palante, La llave de oro y Comparsa de los congos.
Su labor no estuvo en los predios del aplauso directo, pero sus méritos están al nivel de cualquier estrella de las más importantes de nuestra historia, y la amplitud de disciplinas en las que se destacó pocos la han podido igualar, pero posiblemente lo más importante, que la gente al oír sus obras, incluso las más universales, identifica a Cuba en ellas.
Maestro Eliseo Grenet: Un millón de gracias.