Año Nuevo: Es hora de crear un fondo de emergencia

Uno de los propósitos más recurrentes de año nuevo es ahorrar. Pero, ahorrar por ahorrar, sin tener un objetivo claro, es una tarea desestimulante. Pero, la cosa cambia, si el propósito es crear un fondo de emergencia. O sea, ahorrar un dinero que le ayude a salir a flote en los malos momentos, esos que tanto abundaron el pasado año, que están allí agazapados, prestos a salirnos al paso para darnos un buen disgusto.

La mayoría de propietarios de casas tiene la experiencia de lo que significa ahorrar. Ya que para comprar su propiedad tuvieron que dar un 3.5 y un 20% de down payment. Es fácil inferir, que saben lo que significa sufrir algunas privaciones, en pos en un objetivo concreto, en este caso, la compra de una vivienda.

Lo que sucede es que, alcanzado dicho propósito, surgen nuevas metas. Las casas se deterioran, se incendian, son azotadas por tormentas, se inundan, sufren robos o cualquier tipo de calamidad. Y aunque contemos con un seguro de propietario, la mayoría de las pólizas incluyen un deducible, un dinero que el propietario debe pagar antes de que el seguro se haga cargo del daño protegido.

Es decir, si una tormenta estropea el techo de la casa y la reparación del mismo cuesta 10.000 dólares y el deducible de es 1.000 dólares, el dueño de la propiedad tendrá que hacerse cargo de los primeros 1.000 dólares para que la aseguradora cumpla con su parte del contrato.

Si el propietario no cuenta con ese dinero, deberá pedir un préstamo. Entonces, el arreglo saldrá mucho más caro, equivaldría al monto del deducible, más los intereses que genere el préstamo. Una verdadera pesadilla.

Efectivamente, uno de los propósitos de año nuevo debe ser guardar el fondo suficiente para hacer frente al deducible incluido en el seguro de propietario, aunque tengamos que sufrir algunas privaciones. Lo aconsejable es familiarizarnos con la póliza, entenderla y saber cuál es nuestra responsabilidad en dicho contrato.

No obstante, este sería el primer paso en la creación del fondo de emergencia. Si queremos que el ahorro sea verdaderamente efectivo, deberíamos ampliarlo hasta alcanzar el equivalente de tres a seis meses de nuestros gastos fijos. Así, si llegase otra calamidad, ya sea una tormenta, una pandemia, o un despido no esperado, nuestra vida no se convertirá en un caos que nos impida conservar nuestra mayor inversión.

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